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Villanueva de la Vera celebra el Peropalo y su Carnaval del 6 al 9 de febrero como símbolo de la libertad, de la alegría vital y de las fuerzas genésicas de la naturaleza, un festejo de gran belleza cromática y musical, ejemplo permanente de la identidad de un pueblo y, también, una muestra de la frágil condición humana. 

Peropalo es el nombre con el que se conoce a un muñeco, de tamaño natural, en torno al cual gira siempre el carnaval en Villanueva de la Vera. La fiesta consiste básicamente en una serie de ritos que se organizan en torno al protagonista en los tres días de carnaval y van desde su confección a su muerte.

La primera salida de la cabeza del Peropalo es el domingo anterior al Carnaval por las calles del municipio es el anuncio de la proximidad de la fiesta y de que el personaje, al que se le denomina en alguna copla tradicional como “Revive”, estará presente un año más en la fiesta de carnaval. El muñeco lo hacen los “peropaleros”.

El ritual llega a su cima el martes. Por la mañana se simula, en el interior del ayuntamiento, un juicio en el que se le condena siempre por delitos relacionados con el sexo y, luego, un joven, vestido de forma grotesca y montado sobre un burro, con un cartel en la espalda en el que se puede leer la condena, pasea la sentencia por las calles del pueblo rodeado de una multitud ruidosa que canta diversas canciones. También se procede a la entrega de la bandera al Capitán de la fiesta.

A las tres de la tarde sale la comitiva de los calabaceros, personajes vestidos de forma estrafalaria que llevan un grueso palo del que penden numerosas calabazas de agua. Mientras los ediles se colocan tras la mesa para recibir las ofrendas, los calabaceros se sitúan en unos bancos formando un pasillo por el que pasan obligatoriamente los oferentes, la mayoría de los cuales, sobre todo los varones, reciben fuertes golpes con las calabazas.

Poco después, desde la casa del Capitán, sale el “Paseo”, una larga comitiva de hombres y, especialmente mujeres; todos van bellamente engalanados con trajes regionales. La larga comitiva da varias vueltas por las calles del pueblo cantando coplas se acaba la procesión en la plaza, donde, al lado del lugar en que están los calabaceros, se hace un gran círculo, cerrado por los alabarderos, para proceder a la “jura de bandera”.

Hacia las seis de la tarde se pone fin al ritual con la muerte del Peropalo. Al muñeco se le sustituye por otro, decapitado, con diferente ropaje y, en unas angarillas, se le conduce a la plaza para quemarlo; un grupo de plañideras lo acompañan lamentando su muerte y aludiendo a los favores sexuales recibidos.