El presidente del Gobierno extremeño, José Antonio Monago, ha expresado a los representantes de la Mesa del Tabaco su preocupación por lo que suponen para Extremadura las medidas que la UE está pensando incluir en la actual directiva comunitaria sobre el tabaco, tras la revisión que se está haciendo, medidas que afectarían a unas 10.000 familias que viven de este cultivo en la región.

Según el integrante de esta Mesa, Juan Páramo, el presidente de Extremadura también se ha comprometido a trasladar esta inquietud ante el Gobierno central, el Comité de las Regiones y la Unión Europea.

José Antonio Monago y la Mesa del Tabaco se han reunido en Mérida, encuentro al que también ha asistido el consejero de Agricultura; Desarrollo Rural, Medio Ambiente y Energía, José Antonio Echávarri.

Juan Páramo ha explicado tras esta reunión que le han trasladado al presidente las posiciones de la Mesa del Tabaco respecto a las medidas que se está estudiando incluir en la directiva comunitaria una vez revisada, medidas que ha calificado como “amenaza y peligro” para la economía como para el sector del tabaco.

Las medidas que se baraja incluir son fundamentalmente cuatro; prohibir algunos ingredientes en la fabricación de cigarros y estandarizar los productos, incidir en las advertencias que se incluyen en las cajetillas de tabaco y que ocuparían hasta un 75 por ciento de las mismas, impidiendo, según Páramo, incluir información sobre marcas y calidades del producto.

Otra de las medidas que se está estudiando en la Unión Europea es prohibir la promoción y exhibición de las marcas de tabaco en los puntos de venta e, igualmente, prohibir las maquinas expendedoras, con lo que el horario de compra de tabaco se circunscribirá a la apertura de estancos, circunstancia que, según Juan Páramo, fomentará el contrabando y el comercio ilegal de tabaco.

Todas estas medidas afectarán al cultivo de tabaco en Extremadura, si bien, la de los ingredientes prohibidos en la fabricación de cigarrillos es la que más incidencia tendrá, ya que supondrá la práctica desaparición del cultivo de tabaco burley, al tratarse de una variedad que pierde todos los ingredientes en el proceso de secado por lo que habría que añadírselos, proceso que se está estudiando prohibir y que haría desaparecer esta variedad.

Según Páramo con estas medidas que se incluirían en la directiva tras la revisión de la misma lo único que importaría a la hora de vender el producto sería el precio, no la calidad, lo que incidirá en la bajada de precios del tabaco e indudablemente en el nivel de renta de cultivadores.

Por otro lado, serían inservibles las inversiones realizadas en el sector en los últimos años, cifradas por el portavoz de la Mesa del Tabaco en unos 60 millones de euros y destinadas a reducir las emisiones de CO2, mejoras del cultivo y procesos de transformación, así como en la construcción de plantas de secado.