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Miguel Ángel Perera acompañó al llerenense tras desorejar al séptimo toro en la corrida "monstruo" de la feria de San Juan de Badajoz. Por su parte, el toricantano, que recibió la alternativa de manos de Morante de la Puebla y con El Juli y el propio Perera como testigos, cortó los dos apéndices al toro que abrió el festejo.

La feria taurina de San Juan en Badajoz sigue tomando altura, celebrando en su segundo capítulo uno de los momentos importantes de este ciclo. El torero llerenense Tomás Campos salió a hombros tras recibir la alternativa de manos de tres de los principales espadas del escalafón.

Uno de ellos, Miguel Angel Perera, dejó patente su espléndido estado de forma y también acompañó al toricantano en la clamorosa salida a hombros. Morante de la Puebla y Julián López "El Juli", los otros dos actuantes en una tarde de larga duración pero de gran intensidad, también dejaron patente su saber hacer en faenas que tuvieron el reconocimiento del público, que llenó en sus tres cuartas partes la plaza de pardaleras.

Tomás Campos salió a darlo todo en el toro de su alternativa. Se encontró con un enemigo que repetía pero sin demasiado ritmo, pese a lo que consiguió llevárselo a su terreno y acoplarse a sus embestidas. Realizó una faena muy sentida que culminó con una gran estocada, lo que le valió la dos orejas necesarias para confirmar un gran triunfo en su primera corrida de toros. Estuvo muy suelto, muy fácil, y solventó con nota un compromiso de lo más exigente.

Su segundo toro fue otro cantar. Muchos compañeros de su recién estrenado escalafón dirían que el último de la tarde no tenía un pase, pero Campos lo intentó por todos los medios. Después de brindarle el toro a Francisco Rivera Ordóñez, su apoderado, consiguió arrancar algunos muletazos de mérito poniéndolo todo él y haciendo una labor sorda que los aficionados supieron reconocer. 

Su padrino de alternativa, Morante de la Puebla, apenas pudo estirarse en su primer turno, ante un animal sin fijeza. Todo lo que hace Morante está revestido de torería, con lo que el trasteo y la estocada certera con la que terminó su labor fueron reconocidos con una gran ovación. Badajoz tenía ganas de Morante y Morante tenía ganas en Badajoz, con lo que a poco que el quinto astado se ha movido, el torero andaluz ha derrochado su clase.

Cada vez que componía la figura o estiraba sus muñecas era como si los espectadores vieran un cartel de toros. Los olés arreciaron desde las verónicas de recibo y con la elegancia de su muleta. No hubo lío gordo porque el toro se vino abajo y se defendió a la hora de que Morante utilizara la espada, pero las amplias sonrisas tanto en los tendidos como en la cara del diestro lo decían todo. Se escapó la puerta grande pero eso, en Morante, es lo de menos.

Aún con el peor lote de la tarde, el Juli no salió a hombros por un quíteme allá esa oreja, pero volvió a realizar una demostración de facultades y torería. Gustó con el capote en el que hacía tercero y en una faena con menos transmisión de la necesaria por la justa fuerza del astado, consiguió convencer al animal para que fuera por donde él quería.

Logró lucirse por ambos pitones y se cobró una oreja con petición de la segunda. De nuevo en el sexto de la tarde el Juli demostró que aún no ha tocado techo y que no estaba allí como mera comparsa. Reivindicó su sitio ante un toro que no quería pero al que dominó con temple y valor. Falló con la espada y sus gestos evidenciaron que no le gustó en absoluto tener que salir a pie.

Miguel Angel Perera tuvo que sufrir la rotura de pitones de sus dos toros. Ya había toreado con el capote al cuarto de la tarde por verónicas y quitado por gaoneras cuando se partió el pitón izquierdo al rematar en tablas. El animal se caía y en esta ocasión el de Puebla del Prior no pudo obtener más lucimiento que en un estoconazo que hizo rodar al toro.

Lo mejor quedaba para casi el final, en el séptimo, con el que el extremeño ha firmado una faena espectacular a medias con un toro que por fin sí se movió con son y fijeza. Por la derecha volaban las telas de su muleta llevando al animal muy largo y enamorando en los tendidos. Con la izquierda dejó también naturales para el recuerdo, con la mano muy baja y sabiendo los terrenos que necesitaba el toro para seguir repitiendo. Un faenón en toda regla. Repitió estoconazo y se ganó las dos orejas y el presidente una gran bronca del público por no ampliar el premio negando el rabo. 

En resumen, festejo entretenido en el que el nuevo matador de toros se ha codeado con figuras de relumbrón y en el que todos los protagonistas han conseguido brillar en momentos de una buena tarde de toros.