Los Barruecos fueron declarados como Monumento Natural en razón a la espectacularidad de su paisaje, dominado por los grandes bolos graníticos que se asientan a la orilla de las charcas.

Este paisaje sorprende aún más en cuanto se encuentra enclavado en plena plenillanura cacereña que se caracteriza por un relieve peniaplanado y una práctica ausencia de arbolado.

Los bolos graníticos se formaron a partir de una extrusión plutónica hace millones de años, y los agentes erosivos se han encargado de fraccionarlos y modelarlos hasta conseguir formas caprichosas y espectaculares. Además las oquedades que poseen han dado refugio a una variada fauna y sobre los bolos anida la mayor colonia de cigüeña blanca sobre roca.

Los hombres también encontraron este hábitat ideal para su asentamiento, así lo atestiguan los restos de utensilios del paleolítico, el poblado calcolítico, al que rodean numerosos grabados y pinturas rupestres, o la villa romana.