MUERTE por AUSENCIA es una reflexión sobre el paso del tiempo y sobre la muerte, o mejor, la ausencia de ella: “La muerte se aleja a lugares donde hace, no más falta, sino más daño”; “El tiempo se revela / a su debido tiempo”.
El texto, un drama psicológico no exento de ironía, mordacidad y humor negro, está impregnado de poesía y rescata un lenguaje que el autor considera, si no perdido, sí olvidado en las representaciones teatrales de las últimas décadas.
Contado con diálogos muy ágiles, estamos ante un ejercicio de alto riesgo interpretativo para los actores, que manejarán una serie de espejos cóncavos donde se verá reflejado más de un espectador.
Personajes intrigantes, avasalladores, complejos y acomplejados se conocen en lo que, en principio, parece un encuentro casual, para convertirse a lo largo de la obra en un entramado complicado, que perturba e intranquiliza, que remueve y transforma a estos excéntricos individuos.