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Llega finales de septiembre. Son tiempos de Al Mossassa, tiempos de una Badajoz que se funda sobre el espíritu legendario de Ibn Marwan y comienza su recorrido histórico donde el Reino diseñado por Sabur, del que ahora celebramos su milenio, y consolidado por la dinastía aftasí.

Desde 1998, a iniciativa popular, Badajoz recuerda y celebra sus orígenes, su fundación, su andadura en la historia. Celebra que hubo un tiempo en el que sobre un solar en lo alto de un cerro se construyó una historia y celebra que, desde ese instante, Badajoz se situó en el mapa de los tiempos, en la geografía de los territorios ibéricos y europeos. Badajoz está en el mundo porque hubo quienes diseñaron su fundación y mantuvieron su pulso a lo largo de la historia y hasta nuestros días.

Con la fiesta, recordamos aquellos tiempos de júbilo pero no nos quedamos solo en la fiesta. Hay en Al Mossassa actividades culturales que sobrepasan a lo festivo y que pretenden incidir en el conocimiento fehaciente de nuestros orígenes. Las actividades paralelas también despiertan, alientan y nutren las emociones de cuantos ven en la fiesta de la fundación de Badajoz un argumento para seguir profundizando en el conocimiento de nuestra ciudad.