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Los Negritos de San Blas 2015.

Montehermoso, localidad ubicada en Cáceres, celebra su Fiesta de Interés Turístico Regional los días 2 y 3 de Febrero. En ella participan siete bailarines con la cara tiznada con corcha quemada (negritos), uno de los cuales es el palotero, quien lleva un zurrón de piel con los utensilios de las danzas.

La fiesta comienza al atardecer del 2 de febrero, cuando los negritos acuden a casa del mayordomo con la cara sin tiznar. Cuando las campanas tocan "la Velá", se dirigen a la Iglesia, a la puerta de la cual bailan "la Zapateta" y recogen al sacerdote. Después visitan la Ermita de San Sebastián, donde veneran y bailan al santo; y a la Ermita de San Blas, donde habitualmente está el santo.
En la ermita de San Blas el palotero intenta bailar la Zapateta, pero los demás negritos se lo impiden y son ellos los que bailan por parejas. Cuando han bailado, permiten bailar al Palotero, pero sus castañuelas, al estar hechas de corcha, no suenan, y el Palotero tiene que solicitar a sus compañeros que le ayuden, pero estos no le hacen caso. Al finalizar el ritual, los negritos acompañan al sacerdote a la iglesia. Durante la Velá, los mayordomos llevan unas antorchas de aceite llamados velones para alumbrar.

Una vez finalizada la Velá, los negritos vuelven a casa del mayordomo, y más tarde, durante la madrugada, los negritos hacen una ronda por las casas de los mayordomos antiguos, en agradecimiento a su devoción al santo.

El 3 de febrero por la mañana, el tamborilero va a casa del palotero y a las de los demás negritos y los acompaña a casa de los mayordomos, donde se tiznan la cara con corcha quemada.
A las 11, una vez tiznados, toca a misa y los mayordomos y negritos se dirigen a la Iglesia y recogen al sacerdote, con quien van a la Ermita de San Blas, donde se le hace la misa al santo. Antiguamente los mayordomos solían llevar en la procesión un estandarte, llamado pendón, con el que uno de ellos se colocaba en las escaleras de acceso al púlpito de la ermita, a modo de escolta, mientras el sacerdote daba el sermón. Hoy en día, sólo llevan estandarte los monaguillos.
Durante la consagración de la misa, el tamborilero toca la Marcha Real con la flauta y el tamboril y los negritos lo acompañan con las castañuelas. Tras la misa, se bendicen los cordones de San Blas, unos cordones de seda que se le ponen a la imagen del santo en la mano durante la misa que, según una creencia popular, protegen de las enfermedades de garganta.

Acabada la misa, San Blas es después llevado en procesión hasta la Plaza de España. A la puerta de la ermita, los negritos bailan la Zapateta, y después durante el pasacalles de la procesión, los negritos continúan bailando. Al llegar a la plaza, se coloca la imagen del santo sobre un pedestal junto al portal de la casa consistorial. Allí es donde los negritos le bailan sus danzas populares al santo.
Una vez terminados los bailes, se traslada la imagen del santo hasta la Iglesia Parroquial, donde permanecerá durante un tiempo. Antiguamente, era costumbre que devotas del santo le dedicaran, antes de los bailes de los negritos en la plaza, loas o alabanzas a al santo, normalmente compuestas por personas que nada tenían que ver con quien las interpretaba.
El resto del día, los negritos y los mayordomos van por las calles del pueblo pidiendo la maná y vendiendo los cordones de San Blas.