Francisco Moreno estaba seguro de que en Extremadura podía hacer buen vino y creó Basangus, que se ha convertido para muchos en el mejor vino extremeño.
Moreno dejó su Almendralejo natal para estudiar Ingeniería Agrónoma en Madrid. Dirigió durante 16 años las Bodegas Marqués de Murrieta en La Rioja y creó Bodegas Pazo de Barrantes, en Rías Baixas, antes de volver su mirada a Extremadura para poner en marcha un “proyecto personal y familiar”, en línea con el estilo de vinos que elaboraba fuera y que le permitiese seguir estando al lado “de los grandes vinos del mundo”. Así surgió Vinícola del Guadiana a mediados del año 2000, la iniciativa de un grupo de empresarios extremeños, a los que él se sumó para luego, a partir del 2001, tomar las riendas en solitario con el ambicioso reto de “elaborar vinos tintos importantes, que puedan estar en el mercado junto a los grandes del mundo”. Y ése es el mensaje de bienvenida en la web de la bodega: “Vinos de Extremadura para el mundo”.
Vigua y Basangus, hasta hace poco sus dos únicas referencias, marcan, a su juicio, un estilo “propio, definido y diferencial”. Son, dice, vinos “muy personales”, que cada día encuentran mayor reconocimiento de quienes los prueban.
Hace un tiempo ha presentado como “una obra de arte” su última creación, Landwine 2006, el curioso resultado de la colaboración de Vinícola del Guadiana, La Vinatería de Badajoz y el artista Alfonso Doncel. Pero quizás lo mejor esté aún por venir, porque para Francisco Moreno la experiencia de crear vino es cada día “más interesante y atractiva”, y está descubriendo poco a poco que, partiendo de conocimientos técnicos y científicos adecuados, aplicados a las características naturales de Extremadura y de sus viñedos, “se pueden conseguir grandes vinos”.