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El vino es una de las bebidas más antiguas que se conocen. Su historia es paralela a la historia de la humanidad. Son muchos los pasajes de la historia en los que el vino se representa como protagonista de eventos importantes.

El primer paso para la vinificación es la vendimia, o recolección de la uva, que resulta ser un proceso delicado ya que tiene que pasar el menor tiempo posible desde su recolección hasta su elaboración. Una vez recogida la uva pasa por una serie de fases como el despalillado, estrujado, primera fermentación y maceración, segunda fermentación o fermentación maloláctica, trasiego, clarificación y filtración, crianza, embotellado y etiquetado.

El embotellado consta de un conjunto de operaciones para el acondicionamiento final del vino con el objeto de realizar su expedición y venta final al consumidor. Uno de los aspectos más importantes es el taponado y encapsulado.

Hace algunos años, en bodegas pequeñas, donde el proceso de embotellado era manual o poco profesional, para insertar el corcho se usaba una encorchadora como la que muestra el Museo. Se trata de una pieza de madera de sección circular con el interior hueco, con una cámara conectada a una barra de madera que se encuentra en la parte superior.

Para su uso se pone en contacto la pieza con el cuello de la botella y se dispone un tapón de corcho en el interior de la cámara, para que, ejerciendo presión o golpeando la barra de madera, introduzca el tapón en la boca de la botella. Para facilitar el proceso se podía remojar el tapón en agua caliente o en líquido, preferentemente vino.

Esta pieza forma parte de los Fondos Antiguos del Museo.