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Esta nueva vuelta de tuercas que propone el dramaturgo Roberto Rivera, basado en “La Ilíada” de Homero, con su Aquiles compasivo y repelente de violencias y venganzas, está dirigida por José Pascual y tiene un precio de 20 euros para el patio de butacas y la delantera del anfiteatro y de 15 euros para el resto del anfiteatro.

Además de esta obra, el público podrá asistir a "Marco Aurelio", a "Los Pelópidas", y al "El cerco de Numancia" en estos meses de marzo y abril en los que se extiende el Festival del Teatro Clásico de Mérida en la capital española. 

SINOPSIS

Son ya nueve años los que el ejército aqueo lleva asaltando sin éxito las murallas de Troya. Nueve años desde que una alianza de los pueblos griegos se pusiera en marcha para vengar la afrenta del rapto de Helena, esposa de Menelao, a la que el troyano Paris custodia tras los muros de Ilión. Pero Troya se muestra inexpugnable y el desaliento y la discordia hacen su aparición en el campamento aqueo. Todos los ojos se vuelven hacia Aquiles, el más poderoso de los guerreros griegos, el héroe semidivino del que se espera una intervención decisiva que haga cambiar el curso de la batalla. Pero Aquiles, hastiado de la guerra, se pregunta si merece la pena cumplir su destino.

Así comienza Aquiles, versión dramatizada de los hechos fundamentales narrados en la Ilíada, el más antiguo de los poemas épicos de la literatura occidental. Los Dioses son aquí presencias lejanas y la sangre y la batalla un telón de fondo sobre el que asistiremos al despliegue de la conciencia del héroe. Veremos como el caudillo griego Agamenón humilla a Aquiles al arrebatarle a Briseida, su esclava favorita, y cómo Aquiles renuncia a la lucha, dejando a sus compañeros a los pies de una derrota segura ante las fuerzas troyanas. Cuando su íntimo Patroclo sea asesinado por Héctor, el caudillo troyano, Aquiles volverá a tomar las armas para enfrentarse en duelo a Héctor. Del dolor por la muerte de su amigo surge un Aquiles vengativo y cruel, que sólo busca la muerte de Héctor y la profanación de su cadáver. Pero cuando Príamo, el padre de Héctor, se presenta ante él y le pide que le entregue el cadáver de su hijo para darle sepultura, Aquiles encuentra el rastro de compasión que necesita. Surge entonces un Aquiles humano, capaz de entender a su enemigo y aceptarse a sí mismo.