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La exposición Almas metálicas nace del interés de tres profesores de la USAL (Universidad de Salamanca), los escultores castellanos Chema Navares e Ignacio Villar, a los que se suma el artista extremeño José María Larrondo Fraile, comisario de la muestra.

A ello hay que unir la complicidad de dos museos extremeños, el Pérez Comendador-Leroux, de Hervás, al norte con vínculos históricos que nos aproximan a las tierras castellanas de la Sierra de Béjar, y el Museo Etnográfico Extremeño González Santana de Olivenza, al oeste, ligado histórica y emocionalmente a Portugal.

Una exposición marcada por este tiempo de pandemia, que tendría que haber sido inaugurada el 14 de marzo en Hervás, y no lo fue hasta el pasado 24 de junio. Un mes después se muestran en el Museo oliventino las esculturas de Chema Navares (Paredes de Navas, 1965), obras en hierro forjado y pulpa de papel, y de Ignacio Villar, (Salamanca, 1958), trabajos en hierro y bronce, que ocuparán algunos espacios expositivos del Etnográfico hasta el próximo 27 de septiembre.

Si de Chema Navares destacamos la contundencia del hierro convertido en dinamismo y ligereza en sus Céfiros, heredero de la escultura española del XX y concretamente con el canario Martín Chirino en sus espirales; espirales helicoidales que el palentino duplica, consiguiendo un enclaustrado espacio interno. En Villar tendríamos que destacar sus investigaciones en torno a la fragmentación de la esfera en bronce, y la serie Jugando con el espacio, que nos lleva a aquel dibujar en el espacio de un Julio González; la serie de palomas en la línea de planos curvados de un Venancio Blanco y varias piezas de gran formato en las que juega a mover la estructura mediante abstracciones geométricas de perfiles rotundos, herederas aún de la figura.

Almas Metálicas permanecerá abierta al público del 23 de julio al 27 de septiembre de 2020.