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El 10 de junio se celebra el Día de Portugal, de Camões y de las Comunidades Portuguesas. Por tal motivo, rescatamos una oración extraída de un pequeño libro, donado por José Mira Blasco titulado Palavras Santíssimas com algumas Orações Devotas contra raios, tempestades, trovões, peste, terremotos e maleficios, publicado en Lisboa, en 1782, en la oficina de Simão Thadeo Ferreira.

De sus oraciones recogemos el Responsorio de Santo Antonio, donde se lee:

Se buscas milagres, a morte, erro, a tribulação, o demonio e a lepra fogem: os enfermos se levantam sãos: obedece o mar, e as prisões: os membros e cousas perdidas pedem, e alcançam os mancebos e velhos. Perecem os perigos, e cessa a necessidade: contem-o esse q o sentem, e digam-o os Paduanos. Obedece o mar, e as prisões, &c.  como acima fica dito. Gloria seja ao Padre, ao Filho, e ao Espírito Santo. Obedece o mar, e as prisões, &c. como asima. Ora por nos, bemaventurado Antonio. Para que sejamos dignos das promessas de Christo. (= Si buscáis milagros, la muerte, el engaño, la tribulación, el demonio y la lepra huyen: los enfermos se levantan sanos: obedecen el mar y las prisiones, piden y alcanzan miembros y cosas perdidas los jóvenes y viejos. Perecen los peligros y acaba la necesidad. Se contiene eso que sienten, y díganlo los Paduanos. Obedecen el mar y las prisiones &c., como queda dicho arriba. Gloria al Padre, al Hijo, y al Espíritu Santo. Obedecen el mar y las prisiones &c.  como arriba. Ruega por nosotros, bienaventurado Antonio, para que seamos dignos de las promesas de Cristo).

Grande era la devoción a San Antonio, en nuestra localidad, como lo demuestra el hecho de que existía una capilla dedicada a él en la iglesia del convento de San Francisco y una ermita bajo su advocación, frente al popularmente conocido como Paseo Grande. Recordemos como las mujeres de Olivenza, según la tradición, antes de casarse, se cortaban el pelo y lo donaban a dicho santo que se veneraba en el convento mencionado. Posteriormente, los monjes utilizaban el mejor cabello para colocarlo sobre la Virgen del Buen Fin o de la Buena Muerte que se adoraba en este convento.