Al caer la tarde, la ciudad de Badajoz se puso el antifaz y salió a las calles a disfrutar de la penúltima noche del Carnaval, no hubo quien se quedara en casa, pues la algarabía de tambores y de gente bailando en el centro, invitó a propios y visitantes a festejar hasta el amanecer.

Los pacenses con máscaras, antifaces y elaborados maquillajes salieron a exhibir sus locos y divertidos disfraces, al ritmo de las comparsas y carnavaleros que de calle en calle iban prendiendo la fiesta y animando a los que aún se resistían a dejarse llevar por la eclética celebración.

Las plazas de España y San Antón fueron el epicentro de la gran celebración, allí se vieron murgas, comparsas, chirigotas y carnavaleros que al compás de cantos alegres y ritmos pegajosos pusieron a bailar a todo aquel que llegó a festejar.

Jóvenes y adultos pasaron la noche en bares y plazas de la ciudad  en los que algunos desfilaron, otros gritaron, y en general avivaron la fiesta del Carnaval, quien no fue disfrazado fue objeto de burla porque si algo está demostrado es que aquí todos deben disfrazarse para gozar como se debe de esta celebración.

Carnaval es carnaval y como el de Badajoz no hay otro igual, fue lo que se oyó anoche cuando se olvidaron las penas y quedaron atrás las preocupaciones, pues para trabajar y llorar queda el resto del año.